viernes, 9 de noviembre de 2007

La telenovela 'Pura sangre' desata un debate entre expertos sobre la identidad en ese género


Tomado de: eltiempo.com / Noviembre 5 de 2007
LUZ ADRIANA VELASCO

La telenovela Pura Sangre gira en torno a una poderosa familia de la Sabana de Bogotá, que combina las intrigas de un consorcio lácteo con un amor que viene de la infancia.

Antes de su estreno, el Canal RCN publicitó por más de un mes la producción, como el regreso de la verdadera telenovela colombiana. Intriga, romance, misterio, humor e incluso mucha acción, advertía.

Si bien los críticos coinciden en que la telenovela ha mantenido en su hilo conductor estos ingredientes, no creen que la historia de Mauricio Navas utilice elementos que la hagan típicamente nacional.

No obstante, desde su estreno -a mediados de agosto- es la telenovela que, según reportes del canal RCN, lidera la franja prime con una diferencia de rating hogares de más de 20 puntos (en casi todas las oportunidades), con respecto a su enfrentado, que por lo general ha sido 'Sobregiro de amor', del Canal Caracol.

Para la columnista Camila González, que escribió en la revista Semana sobre 'Pura sangre', "se parece más a un culebrón mexicano (...) No cuenta con un ingrediente que la haga puramente colombiana ni en su creatividad ni en su tono".

La historia, sobre una poderosa familia de la Sabana de Bogotá, combina las intrigas de un consorcio lácteo con un amor que viene de la infancia y que es destruido por una venganza.


Nada de carriel y ruanita

Para González, pese a esto, no hace tan evidente la identidad nacional.

"Lo colombiano es muy subjetivo. El libretista escribió según su criterio, pero al verla no hay una identidad inmediata con la telenovela. Y creo que lo que deben hacer las historias es reflejarnos como en un espejo", dice González.

Navas, el autor, se defiende argumentando que si lo colombiano es ponerse la mano en el pecho, el carriel al hombro y la ruanita blanca, "evidentemente la novela no es colombiana".

"Pero el sistema de relaciones de los Lagos (la familia que es el eje de la historia) -dice Navas- no es más que una proyección de las que conozco y son las colombianas. Relaciones en las que la gente aparenta una cosa y dentro de su familia es otra; en las que las mesas de comedor son generalmente un infierno. (...) La temática sí la tomé de Colombia. Creo que quienes critican, desafortunadamente, tienen márgenes estrechos de análisis", enfatiza.

El crítico Ómar Rincón, que elogia la producción, ha escrito que esa no es la verdadera telenovela nacional. "Es una gran producción, pero no será una historia que se quede en el alma", asegura.

Para que una telenovela sea colombiana, insiste Rincón, se necesita casi un decálogo de condiciones:

"Que la mujer no sea pura y virginal, sino aguerrida, jodida, trabajadora (...) Que tenga alguna línea dramática de comedia (...) Que haga referencia a alguna situación de la realidad colombiana. Así sea estereotipada (...) Que tenga una línea de acción equilibrada (...) ni tan lenta como las novelas mexicanas, ni tan rápida como las brasileñas (...) Que respete a los sectores populares".

Para el crítico, la que mejor representa lo colombiano hoy es Sobregiro de amor. "Las mujeres que muestra son maravillosamente reales, tienen humor y hasta las califican de quita maridos... Así es en la vida real", agrega.

La perspectiva de Dago García, vicepresidente creativo del Canal Caracol, trae a colación otros elementos.


Tampoco es chabacanería

"La telenovela colombiana no necesita mostrar los comportamientos más bajos de la gente para que se distinga como tal, ni hacer alarde del narcotráfico, ni de la gaminería, sino que cualquier ingrediente que identifique a los colombianos la hace puramente nacional", explica García.

Y agrega: "Yo no creo que la telenovela colombiana sea sinónimo de chabacanería".

Para él, las historias nacionales no están tan definidas como las mexicanas, las venezolanas, las peruanas e inclusive las que se hacen para Miami. Pero sí hay aspectos que las caracterizan, como el retrato de las mujeres. "Deben ser reales. Tener una dimensión laboral importante, ser trabajadoras y hasta tener una actividad sexual permanente. Pero en general, creo que cualquier característica colombiana que esté presente en las producciones, las hace nuestras", concluye.

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